Diego Juárez Bolaños | Académico de tiempo completo | Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

La investigación sobre temas educativos no es una tarea que solo realizan académicos y alumnos de instituciones de educación superior. También es una actividad que desarrollan docentes y el estudiantado de todos los niveles educativos, periodistas, funcionarios gubernamentales y de organizaciones internacionales, miembros de organizaciones civiles y muchas personas más. De acuerdo a nuestra experiencia, algunos retos que enfrenta la investigación sobre temas educativos son los siguientes. Esperamos que estas ideas motiven la reflexión en los distintos actores antes mencionados.

1. Utilizar conceptos de una manera acrítica

Las investigaciones se apoyan en conceptos que facilitan la interpretación de los resultados de los estudios. En muchas ocasiones, se utilizan tales términos sin haberlos examinado de una manera crítica. De esta manera, se reproducen ideas impuestas por intereses económicos, políticos, empresariales y tecnológicos. Los ejemplos abundan: las Tecnologías de la Información como “soluciones mágicas” a retos educativos; lo Rural, como sinónimo de pobreza, marginación y carencias sociales; la Educación Superior como criterio aspiracional para toda la población; la Educación Formal, sin reconocer los procesos de aculturalización, homogeneización social y destrucción epistémica que provoca, y un largo etcétera. El reto es deconstruir los conceptos, identificar las relaciones de poder implícitas en la forma de definir los términos de una u otra manera y argumentar un posicionamiento que clarifique el por qué se define un término de cierta manera y no de otra.

2. El uso de técnicas para obtener datos más allá de las “tradicionales”

En innumerables investigaciones educativas existe una poca variedad de técnicas cualitativas para acercarse a los temas estudiados. De esta manera, abunda la aplicación de entrevistas o el desarrollo de procesos de observación, grupos focales e historias de vida. Parecería que son las únicas técnicas existentes bajo esta perspectiva metodológica. De esta manera, se dejan de lado otras formas de acercarnos a los temas, como son la autoetnografía (Holman, 2015), dúo-etnografía (Sawyer y Norris, 2013), métodos visuales (como la fotobiografía, la obtención de datos a partir del cine o la creación de imágenes -Banks, 2010-), entrevistas epistolares (Ferguson, 2009), plataformas de discusión en línea (Chen y Neo, 2019), métodos basados en aplicaciones (apps) (Gravett, 2019), uso de grupos de Facebook (Buelo et al., 2020), podcast (Abdolrahmani et al., 2020) y Youtube (Laurier, 2016). La diversidad y complejidad de los temas sociales amerita pensar en el diseño y aplicación de diversas técnicas, lo cual enriquecerá los hallazgos alcanzados.

3. Ampliar la mirada más allá de instituciones y niveles educativos en los que laboramos

Es comprensible que, dada la limitación de recursos temporales y presupuestarios disponibles para llevar a cabo investigaciones en el ámbito educativo, muchas personas se centren en las instituciones educativas donde estudian o trabajan. El abordar aspectos relacionados con nuestras propias instituciones de estudio o trabajo nos facilita el acceso a temas y poblaciones específicas. Sin embargo, esto no nos permite ampliar nuestra perspectiva hacia otros espacios y niveles educativos locales, regionales, nacionales e internacionales. La cantidad de estudios comparativos en América Latina es limitada en comparación con la producción generada en instituciones del Norte global.

Por lo tanto, se invita a realizar investigaciones en niveles educativos poco examinados, como la educación inicial, media superior, posgrado y educación no escolarizada, y a llevar a cabo estudios comparativos en diferentes escalas. La virtualidad que se ha vuelto importante durante el periodo de aislamiento debido a la pandemia del COVID-19 nos ha facilitado el conocimiento de medios electrónicos para comunicarnos con actores y poblaciones de diversas regiones nacionales e internacionales. Aprovechemos las posibilidades existentes para ampliar nuestra perspectiva más allá de nuestras instituciones educativas.

4. Realizar investigaciones en las entidades o regiones con mejor desarrollo científico del país

Campeche, Quintana Roo, Tlaxcala, Nayarit, Guerrero, Durango y Tamaulipas, son las entidades, que, de acuerdo a CONACYT, existe el menor desarrollo científico del país. Ello implica, que cuentan con menores indicadores en términos de miembros del SNI, programas en el Sistema Nacional de Posgrado, entre otros criterios. ¿Qué tanto incluimos en nuestros proyectos de investigación o intervención a colegas de esos Estados? Descentralicemos los espacios de colaboración, ello redundará en la ampliación y enriquecimiento de temas, problemas, voces y puntos de vista.

5. Investigar de manera individual, institucional y disciplinar

No es un planteamiento nuevo: el paradigma de la complejidad planteado por Edgar Morin desde hace décadas, invita a examinar los problemas y temas desde miradas grupales, interinstitucionales y multidisciplinarias. Lo sorprendente es que ello sea tan poco aplicado en las investigaciones, centradas en perspectivas individuales y disciplinares. Los problemas sociales son tan complejos, que centrar la mirada a cierto aspecto de los mismos, será algo limitativo y parcial.

6. Colaborar con instituciones y actores con los que siempre lo hacemos

No es sencillo desarrollar esfuerzos por establecer y mantener acciones colaborativas con instituciones y personas con las que no hemos tenido contactos previos. En la academia estamos acostumbrados a dialogar con una limitada cantidad de actores, casi siempre los mismos, por lo que creamos “burbujas” de las cuales es difícil salir a fin de ampliar miradas y perspectivas.

7. Las formas y medios en la difusión de los resultados de las investigaciones

Más allá de publicar los resultados de nuestras investigaciones en libros, capítulos de libros o artículos que menos personas de las que esperamos leen, seamos lo suficientemente creativos para pensar en otras formas para difundir las ideas mediante diversas formas que nos permitan llegar a otros actores. Los formatos electrónicos nos posibilitan ello, a través de la construcción y circulación de vídeos, fotos, podcasts o newsletters. Aunque existen formatos más allá de los electrónicos (tales como trípticos o fotografías impresas), que nos permitirían acercarnos a otros actores de diversos espacios, grupos sociales y edades. Incluso los formatos escritos que utilizamos para difundir ideas se limitan al artículo y al ensayo ¿por qué menospreciar las posibilidades de redactar cuentos, novelas o poesías para mostrar las ideas a las que llegamos durante las investigaciones?

8. Internacionalizarnos únicamente hacia el Norte Global

El uso de tecnologías de la comunicación al que nos vimos obligados a recurrir durante el cierre de instituciones educativas ocasionado por el COVID-19 nos ayudó a ampliar las posibilidades para intercambiar ideas más allá de nuestras fronteras. Las aplicaciones para realizar video reuniones, las plataformas y los sitios de internet con fines educativos se multiplicaron en su uso. Por ello, los procesos de internacionalización ya no solo remiten a viajes físicos, sino a una variedad de opciones. Lo que también podemos variar es hacia dónde dirigimos las miradas: Estados Unidos y Europa Occidental (especialmente España, Reino Unido, Francia y Alemania) son las naciones más recurridas por la academia mexicana para realizar actividades (cursos, conferencias, congresos, proyectos, publicaciones). En este sentido, las posibilidades para ampliar las miradas son diversas: desde las naciones latinoamericanas y caribeñas, con quienes compartimos aspectos culturales, económicos, medioambientales y sociales; pasando por los países africanos, con quienes tenemos similitudes en temas como la distribución desigual de los bienes y la riqueza en las sociedades, así como procesos de explotación de recursos naturales por parte de grandes consorcios europeos, chinos y norteamericanos; además de los espacios de Asia, Medio Oriente, Europa del Este y Rusia. Y dentro de cada país también existen espacios marginalizados: hagamos un esfuerzo por compartir ideas con instituciones y actores fuera de las ciudades capitales y de los principales centros de poder regionales.

¿Es sencillo aplicar las ideas hasta aquí expresadas? Definitivamente no. Sin embargo, el nadar “contracorriente” otorga tantos beneficios y satisfacciones, que bien valen la pena los esfuerzos y retos por encarar.

Referencias
Abdolrahmani, Ali, Kevin Storer, Antony Rishin, Ravi Kuber y Stacy Branham (2020). “Blind Leading the Sighted: Drawing Design Insights from Blind Users towards More Productivity-oriented Voice Interfaces”. ACM Transsactions on Accesible Computing, vol. 12, núm. 4, https://doi.org/10.1145/3368426
Buelo, Audrey, Kirk, Alison y Jepson, Ruth (2020). “A novel research method for workshops and co-production of knowledge: using a secret Facebook group”. Research Square. https://doi.org/10.21203/rs.2.24083/v1
Banks, Marcus (2010). Los datos visuales en Investigación Cualitativa. Madrid: Morata.
Chen, Julienne y Neo, Pearlyn (2019). “Texting the waters: An assessment of focus groups conducted via the WhatsApp smartphone messaging application”. Methodological Innovations, volumen 12, núm. 3. https://doi.org/10.1177/2059799119884276
Ferguson, Rebecca (2009). The Construction of Shared Knowledge through Asynchronous Dialogue. PhD thesis. The Open University. https://doi.org/10.21954/ou.ro.00004dc4
Gravett, Karen (2019). “Story Completion: Storying as a Method of Meaning-Making and Discursive Discovery”. International Journal of Qualitative Methods, núm. 18. https://doi.org/10.1177/1609406919893155
Holman, Stacy (2015). “Autoetnografía”. En Denzin, Norman e Yvonna Lincoln (comps.). Métodos de recolección y análisis de datos. Argentina: Gedisa, pp. 262- 315.
Laurier, Eric (2016), “YouTube: fragments of a video-tropic atlas”. Area, núm. 48, pp 488-495. https://doi.org/10.1111/area.12157
Sawyer, Richard y Norris, Joe (2013). Duoethnography. Understanding qualitative research. Reino Unido: Oxford University Press.

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