Calidad y equidad en la educación superior

Calidad y equidad en la educación superior

Desde esta línea se pretende profundizar en aspectos teóricos y normativos, con base empírica, para orientar el diseño de políticas que reviertan de manera efectiva la desigualdad educativa. También, se propone abordar el concepto de equidad desde al menos dos perspectivas.

La conceptual que exige un enfoque interdisciplinario para comprender la complejidad de relaciones entre la justicia social, la distribución de bienes y la educación. Y la operativa que contempla tanto el acceso a la escuela, como las estrategias necesarias para asegurar la permanencia en ésta y la obtención de resultados significativos para la vida de los jóvenes.

Hallazgos y propuestas

En educación superior se constata que, pese a las políticas dirigidas a democratizar este bien público, el sistema educativo sigue excluyendo a miles de jóvenes provenientes de los estratos más pobres de la sociedad. Al mismo tiempo, muchos de los jóvenes que logran vencer las barreras del acceso, ingresan con serias desventajas. Estos jóvenes presentan necesidades particulares y requieren apoyos específicos para desarrollar trayectorias escolares exitosas. Las políticas de equidad, basadas en la apertura de instituciones y el otorgamiento de becas, han sido claramente insuficientes para atender un problema complejo.

Proponemos una re-conceptualización de la equidad educativa fundamentada en el principio de justicia social que contempla: el acceso efectivo, la compensación de desigualdades económicas y culturales, el aseguramiento de la permanencia y la obtención de resultados significativos. Cuestionamos el criterio meritocrático para el acceso como una métrica justa de distribución y proponemos la instrumentación de estrategias compensatorias y acciones afirmativas. Es preciso revertir la idea de “un joven estándar” y que las políticas y programas partan de las necesidades de las diversas poblaciones juveniles. Igualmente importante resulta que las estrategias de atención sean integrales y de calidad –que incluyan becas, tutorías, apoyos académicos y psicológicos-; mantengan una alta motivación –combinando apoyos remediales con exigencias y nuevos desafíos-; cuenten con procesos de enseñanza y aprendizaje innovadores; pongan una especial atención al primer año.

Esto exige modificar los patrones de asignación presupuestal, para garantizar un tratamiento proporcional a las necesidades de una población diversa.